Me pregunto cómo es posible que un día mire al techo y me dé cuenta de que es de madera. ¿En qué he estado pensando todos estos días durante los últimos 5 meses? ¿Cómo es posible que haya sido capaz de ignorarlo hasta tal punto? Siempre ha estado ahí. Mirándome desde las líneas dibujadas en su superficie. Llamándome con una suave voz, susurrándome desde la distancia, intentando llamar mi atención. Pero yo estaba demasiado ocupado escuchando la "música" del entorno. Habré pasado por debajo algunos cientos de veces pero el estar cerca no significa llegar. Significa que todavía te queda una porción por recorrer para alcanzar la meta. Y entonces reflexiono y me doy cuenta que de nuevo, de la observación, obtenemos una metáfora de la vida.
La palabra de Dios dice que aún teniendo ojos no vemos... cuán dolorosa verdad... (Mr 8:18, Jer 5:21, Ez 12.2)
Pueblo rebelde y obcecado en nuestras propias pasiones, no tenemos la decencia de dar un paso fuera de nosotros y descubrir que lo que hay fuera importa tanto o más que nosotros.
La palabra de Dios dice que aún teniendo ojos no vemos... cuán dolorosa verdad... (Mr 8:18, Jer 5:21, Ez 12.2)
Pueblo rebelde y obcecado en nuestras propias pasiones, no tenemos la decencia de dar un paso fuera de nosotros y descubrir que lo que hay fuera importa tanto o más que nosotros.