Tuvimos el finde pasado la conferencia anual de Södermalmskyrkan y vinieron los pastores César y Claudia Castellanos y sus 4 hijas. He de decir que me ha impactado muchísimo verles. Son gente normal y corriente que no tiene ni un ápice de altanería y sobre los cuales el Espíritu de Dios está evidentemente. Son super humildes y a pesar de la posición espiritual que tienen, tratan a todo el mundo por igual y no se cohíben en forma alguna cuando están en un escenario o delante de otros pastores. Son como son y punto. Bromas y muestras de cariño entre ellos en el escenario no faltan.
Mi gran amigo José le preguntó a César acerca de esto y éste le dijo que lo que pasa es que saben quién es Dios y quiénes son ellos en Dios.

Hace unos días leía la carta de Pablo a los Gálatas, en el capítulo 2. Leedlo por favor. Vaya impacto en mi corazón. Pablo habla de los apóstoles (sí sí, los 12 de Jesús y demás) como "los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas" y luego dice "Jacobo, Cefas(Pedro) y Juan, que eran considerados como columnas". No dice que eran las columnas, dice que "eran considerados", y habla de que tienen reputación pero que a él nada le importa porque todos somos iguales delante de Dios.
Hablamos de los 12. Los 12. Estoy hablando de algo "más grande" (y uso comillas porque he decidido dejar de pensar así) que cualquier Billy Graham, César Castellanos, Yonggi Cho... y a Pablo le da igual. El tiene la revelación de nuestro señor Jesucristo y a través de su sangre todos somos iguales hijos del Dios altísimo. Su trato o preocupación acerca de ellos será la misma que por el más pobre de la ciudad. Impresionante revelación.
Necesitamos cambiar tanto en nosotros... Gracias a Dios, como bien insiste Pablo, somos justificados por la Gracia y no por nuestras obras.