¿Cómo llamaríais a esto?:
Os propongo mi definición: Necesidad.
Vas a rellenar tu currículum vitae y cuando estás en la sección de los idiomas que manejas y llega el punto de escribir tu conocimiento de español dices: "nativo". Y te quedas tan pancho. Y crees que dominas el mundo, y estás en la cima del Everest con una pierna flexionada y apoyada en una pequeña roca, la otra estirada totalmente, la mano derecha en jarras a la cadera y la izquierda sosteniendo la bandera que te corona rey de la montaña mientras con la barbilla levantada expresas con aires de grandeza un magnánimo "JA!".
Psss, ¿cuánto castellano sabes?, ¿me puedes decir qué significan las siguientes palabras sin mirar ningún diccionario?: exordio, vicisitudes, petulancia, adusto, mohín, eutrapelia... Si la respuesta es afirmativa te admiro en sobremanera y te recomiendo que leas a Ortega y Gasset el cual tiene un vocabulario a tu nivel. Pero yo para leer sus obras necesito un diccionario. Y soy español, y tengo prácticamente 25 años, y acostumbro a leer, y me deleito escrutando la RAE... aunque puede que peque de hombre de ciencias y puede que lo haga más gravemente cuando mi desarrollo intelectual serio comenzó a mis 18 años.
Y es que lees un libro en inglés y necesitas también usar frecuentemente el diccionario. Y te frustras y preguntas cuándo acabarás. Cuándo sabrás lo suficiente. Cuándo se te acabarán las palabras. Y eres un iluso. Y no te das cuenta que ni siquiera con tu idioma natal has hecho más que comenzar.
Y entonces comienzas a aprender otro idioma. Y te deleitas observando su concepción en tu mente. Y te asombras y maravilla cuando das a luz las primeras palabras. Y sus primeros pasos te hacen el padre más feliz del mundo porque se abre ante ti un nuevo abanico de entendimiento. Pero de nuevo te frustras, "cuántas palabras por aprender..."
¿Te suena de algo?, ¡ah!, la misma historia de mi hijo adolescente... y cuando piensas en él y te planteas por qué le pasa lo que le sucede te acuerdas de tu hijo en plena madurez y comprendes que él también vive la misma historia, así que le preguntas a tu abuelo y escuchas atentamente, sentado, con los codos en las rodillas y las palmas de tus manos envolviendo tus mejillas. Te dice que el crecimiento nunca se verá truncado más que por el inevitable destino final.
Os propongo mi definición: Necesidad.
Vas a rellenar tu currículum vitae y cuando estás en la sección de los idiomas que manejas y llega el punto de escribir tu conocimiento de español dices: "nativo". Y te quedas tan pancho. Y crees que dominas el mundo, y estás en la cima del Everest con una pierna flexionada y apoyada en una pequeña roca, la otra estirada totalmente, la mano derecha en jarras a la cadera y la izquierda sosteniendo la bandera que te corona rey de la montaña mientras con la barbilla levantada expresas con aires de grandeza un magnánimo "JA!".
Psss, ¿cuánto castellano sabes?, ¿me puedes decir qué significan las siguientes palabras sin mirar ningún diccionario?: exordio, vicisitudes, petulancia, adusto, mohín, eutrapelia... Si la respuesta es afirmativa te admiro en sobremanera y te recomiendo que leas a Ortega y Gasset el cual tiene un vocabulario a tu nivel. Pero yo para leer sus obras necesito un diccionario. Y soy español, y tengo prácticamente 25 años, y acostumbro a leer, y me deleito escrutando la RAE... aunque puede que peque de hombre de ciencias y puede que lo haga más gravemente cuando mi desarrollo intelectual serio comenzó a mis 18 años.
Y es que lees un libro en inglés y necesitas también usar frecuentemente el diccionario. Y te frustras y preguntas cuándo acabarás. Cuándo sabrás lo suficiente. Cuándo se te acabarán las palabras. Y eres un iluso. Y no te das cuenta que ni siquiera con tu idioma natal has hecho más que comenzar.
Y entonces comienzas a aprender otro idioma. Y te deleitas observando su concepción en tu mente. Y te asombras y maravilla cuando das a luz las primeras palabras. Y sus primeros pasos te hacen el padre más feliz del mundo porque se abre ante ti un nuevo abanico de entendimiento. Pero de nuevo te frustras, "cuántas palabras por aprender..."
¿Te suena de algo?, ¡ah!, la misma historia de mi hijo adolescente... y cuando piensas en él y te planteas por qué le pasa lo que le sucede te acuerdas de tu hijo en plena madurez y comprendes que él también vive la misma historia, así que le preguntas a tu abuelo y escuchas atentamente, sentado, con los codos en las rodillas y las palmas de tus manos envolviendo tus mejillas. Te dice que el crecimiento nunca se verá truncado más que por el inevitable destino final.