Sería maravilloso poder recordar con detalle la fachada de aquella majestuosa catedral ante cuyo encanto estuvimos a un suspiro de desfallecer (véase referencia al "Síndrome de Stendhal") o el amanecer otoñal en los montes del país vasco cuando la mixtura foliar de color evoca una tranquila batalla entre el rojo fuego y el verde esmeralda.
Huelga decir lo beneficioso que resultaría para nuestro ánimo el recordar aquella conversación en la que esa persona tan admirada durante largo tiempo nos obsequió con un halago, tan embriagador como inesperado, o aquel momento en el que ese dulce ángel descendido a la tierra, de belleza inigualable, cruzó contigo una mirada y esbozó una leve sonrisa. Oh, terremoto interior, ¿es lo que proteje tu costillar el corazón o acaso el volcán Etna?.
¿Y si pensamos lo que supondría en el desarrollo de conclusiones, ideas o proyectos el estar en posesión de un fondo absoluto de conocimiento? Es posible que dicho razonamiento escape a nuestro limitado alcance.
Nunca más exámenes teóricos ni concursos televisivos de capacidad memorística. En adelante todo examen sería de habilidad. Sociedad, la nuestra, en adelante, extremadamente filantrópica a la hora de regalar libros. "Males" menores para tan gran bien.
Pero no todo bien anhelado está libre de inconvenientes ("no todo", JA, más bien ninguno, aunque nuestra terca mente insista en difuminarlos). Basta recordar cuando en "El Silmarillion" se hace la reflexión por parte de los elfos en la cual lamentan el no disponer de la gracia humana de cumplir un ciclo vital y poder descansar en paz por la eternidad mientras que ellos, poseedores de la "gracia" de la vida eterna, deberían errar por el mundo, edad tras edad, guerra tras guerra, odio tras amor tras pasión tras decadencia...
Porque nos sería imposible vivir como seres humanos cabales en caso de no poder olvidar, porque el olvido es uno de nuestros más valiosos recursos. ¿Que sería de nosotros si no pudiesemos olvidar frustraciones, fracasos, ofensas, heridas...?
Nuestro ser sería un tenebroso y lúgubre lugar donde no cabría el mínimo destello de luz ya que funcionaríamos a modo de agujero negro.
Aludiendo ahora a la biblia, y teniendo en cuenta la suposición anterior, podríamos afirmar categóricamente que TODO lo que saldría de nosotros reflejaría nuestro obscuro interior. ¿Habéis visto la película de El Señor de los Anillos? Pues los orcos, trolls, huruk-hai y demás patéticos seres, a nuestro lado serían simples, estúpidos peluches Teletubbies. Hablo de verdadera mierda, de repulsivos y vomitivos excrementos "sociales", en caso de que lo que quedase de nuestra interacción se pudiese llamar "sociedad".
A modo de conclusión me gustaría afirmar que el Rey de Reyes y Señor de Señores es sabio en sobremanera y por mucho que nos afanemos, sus disposiciones en esta tierra siguen la mayor lógica posible, ¿algo desvirtuadas por nuestra culpa?, es posible, pero aún así dentro de lo cabal.
Huelga decir lo beneficioso que resultaría para nuestro ánimo el recordar aquella conversación en la que esa persona tan admirada durante largo tiempo nos obsequió con un halago, tan embriagador como inesperado, o aquel momento en el que ese dulce ángel descendido a la tierra, de belleza inigualable, cruzó contigo una mirada y esbozó una leve sonrisa. Oh, terremoto interior, ¿es lo que proteje tu costillar el corazón o acaso el volcán Etna?.
¿Y si pensamos lo que supondría en el desarrollo de conclusiones, ideas o proyectos el estar en posesión de un fondo absoluto de conocimiento? Es posible que dicho razonamiento escape a nuestro limitado alcance.
Nunca más exámenes teóricos ni concursos televisivos de capacidad memorística. En adelante todo examen sería de habilidad. Sociedad, la nuestra, en adelante, extremadamente filantrópica a la hora de regalar libros. "Males" menores para tan gran bien.
Pero no todo bien anhelado está libre de inconvenientes ("no todo", JA, más bien ninguno, aunque nuestra terca mente insista en difuminarlos). Basta recordar cuando en "El Silmarillion" se hace la reflexión por parte de los elfos en la cual lamentan el no disponer de la gracia humana de cumplir un ciclo vital y poder descansar en paz por la eternidad mientras que ellos, poseedores de la "gracia" de la vida eterna, deberían errar por el mundo, edad tras edad, guerra tras guerra, odio tras amor tras pasión tras decadencia...
Porque nos sería imposible vivir como seres humanos cabales en caso de no poder olvidar, porque el olvido es uno de nuestros más valiosos recursos. ¿Que sería de nosotros si no pudiesemos olvidar frustraciones, fracasos, ofensas, heridas...?
Nuestro ser sería un tenebroso y lúgubre lugar donde no cabría el mínimo destello de luz ya que funcionaríamos a modo de agujero negro.
Aludiendo ahora a la biblia, y teniendo en cuenta la suposición anterior, podríamos afirmar categóricamente que TODO lo que saldría de nosotros reflejaría nuestro obscuro interior. ¿Habéis visto la película de El Señor de los Anillos? Pues los orcos, trolls, huruk-hai y demás patéticos seres, a nuestro lado serían simples, estúpidos peluches Teletubbies. Hablo de verdadera mierda, de repulsivos y vomitivos excrementos "sociales", en caso de que lo que quedase de nuestra interacción se pudiese llamar "sociedad".
A modo de conclusión me gustaría afirmar que el Rey de Reyes y Señor de Señores es sabio en sobremanera y por mucho que nos afanemos, sus disposiciones en esta tierra siguen la mayor lógica posible, ¿algo desvirtuadas por nuestra culpa?, es posible, pero aún así dentro de lo cabal.
Ref:
Síndrome de Stendhal: http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_Stendhal
Silmarillion: http://es.wikipedia.org/wiki/El_Silmarillion