Últimamente se me han estado ocurriendo una serie de símiles bastante claros acerca del tema.
¿Te acuerdas de algún día en el campo, en el que al principio todo está nublado, poco a poco más oscuro y finalmente comienza a llover más y más? Corres, juegas al futbol, esquivas charcos, pasas por encima de ellos de puntillas y si resbalas y caes apoyas la mínima superficie posible en el suelo. Sigue lloviendo más y más, sigues jugando más y más, sigues cayéndote más y más, ahora tus zapatillas están llenas de barro, tu pantalón tiene una gran mancha en el culo de una jugada en la que te empujaron y tu coxis acarició el suelo y en tu cara y pelo hay salpicaduras de barro. Sigues compitiendo más y más, sigues luchando más y más, sigues ganando o perdiendo más y más, ahora si no llegas a un balón para rematar te tiras a lo "Oliver y Benji" y aplanas el suelo recolectando toda la mezcla de tierra y agua posible. Si ves un hueco para desmarcarte en la mitad del cual existe un charco enorme y marrón lo atraviesas pisando tan fuerte como si estuvieses matando hormigas. Más y más y más. Las palomitas del portero ahora son espectaculares, después de saltar hacia la escuadra izquierda de la portería, da 4 volteretas coleccionando todo tipo de tonalidades de marrón. Ya nada importa, ¿o si importa? ¿acaso el portero se plantea que se está manchando de barro entre la segunda y la tercera voltereta?
¿Has empanado alguna vez pollo o carne? Al principio intentas sólo usar las yemas de los dedos para repartir la mezcla de harina y pan rallado por toda la superficie del filete, pero después empanar el primero empanas el segundo, y después el tercero y ya la mezcla de huevo, harina y pan rallado alcanza tus nudillos y ciertas partes del interior de la palma de la mano, sigues empanando el cuarto, el quinto, el sexto... y ya coges el filete con la palmas de las manos para repartir perfectamente la mezcla de harina y pan rallado, te pasas el filete de una mano a otra para repartirlo de la manera más homogenea posible y eliminar excesos de concentración en zonas determinadas. Ya nada importa, ¿o si importa? ¿acaso te planteas que cada vez te manchas más?
¿Has pintado tu casa alguna vez? ¿No? Guarro, las paredes se ponen negras, hay que repintar.
Juas. ¿Recuerdas con el cuidado que empiezas a pintar? La delicadeza con la que sujetas la brocha o el rodillo. Tu silueta en ese momento me recuerda a Miguel Ángel. Intentas que ni una gota salpique los rodapiés, marcos o suelos (en caso de no estar tapados adecuadamente). Tu piel se garantiza un cuidado similar. Pintas 1 metro cuadrado, 2, 3, 4... y huelga decir el cambio progresivo de perspectiva en los instantes posteriores...
¿Te acuerdas de algún día en el campo, en el que al principio todo está nublado, poco a poco más oscuro y finalmente comienza a llover más y más? Corres, juegas al futbol, esquivas charcos, pasas por encima de ellos de puntillas y si resbalas y caes apoyas la mínima superficie posible en el suelo. Sigue lloviendo más y más, sigues jugando más y más, sigues cayéndote más y más, ahora tus zapatillas están llenas de barro, tu pantalón tiene una gran mancha en el culo de una jugada en la que te empujaron y tu coxis acarició el suelo y en tu cara y pelo hay salpicaduras de barro. Sigues compitiendo más y más, sigues luchando más y más, sigues ganando o perdiendo más y más, ahora si no llegas a un balón para rematar te tiras a lo "Oliver y Benji" y aplanas el suelo recolectando toda la mezcla de tierra y agua posible. Si ves un hueco para desmarcarte en la mitad del cual existe un charco enorme y marrón lo atraviesas pisando tan fuerte como si estuvieses matando hormigas. Más y más y más. Las palomitas del portero ahora son espectaculares, después de saltar hacia la escuadra izquierda de la portería, da 4 volteretas coleccionando todo tipo de tonalidades de marrón. Ya nada importa, ¿o si importa? ¿acaso el portero se plantea que se está manchando de barro entre la segunda y la tercera voltereta?
¿Has empanado alguna vez pollo o carne? Al principio intentas sólo usar las yemas de los dedos para repartir la mezcla de harina y pan rallado por toda la superficie del filete, pero después empanar el primero empanas el segundo, y después el tercero y ya la mezcla de huevo, harina y pan rallado alcanza tus nudillos y ciertas partes del interior de la palma de la mano, sigues empanando el cuarto, el quinto, el sexto... y ya coges el filete con la palmas de las manos para repartir perfectamente la mezcla de harina y pan rallado, te pasas el filete de una mano a otra para repartirlo de la manera más homogenea posible y eliminar excesos de concentración en zonas determinadas. Ya nada importa, ¿o si importa? ¿acaso te planteas que cada vez te manchas más?
¿Has pintado tu casa alguna vez? ¿No? Guarro, las paredes se ponen negras, hay que repintar.
Juas. ¿Recuerdas con el cuidado que empiezas a pintar? La delicadeza con la que sujetas la brocha o el rodillo. Tu silueta en ese momento me recuerda a Miguel Ángel. Intentas que ni una gota salpique los rodapiés, marcos o suelos (en caso de no estar tapados adecuadamente). Tu piel se garantiza un cuidado similar. Pintas 1 metro cuadrado, 2, 3, 4... y huelga decir el cambio progresivo de perspectiva en los instantes posteriores...
El tema en cuestión se va haciendo cada vez más nítido.
Tropiezas y dices "joder!", se te olvida algo y dices "mierda!", un coche hace una maniobra indebida delante de ti en la autovía y dices "será hijo de puta"...
Me acabo de poner gafas, veo en tres dimensiones.
Dices una mentira, insultas o desprecias a un igual, no devuelves 20 euros de más que te devolvieron con el cambio, vuelves tu cabeza ante el necesitado, tapas tus oídos ante la injusticia, escupes a los pies de la autoridad, y olvidas, y no sientes, y no oyes, y no ves, y no eres capaz de gustar y no hueles tu ropa totalmente chamuscada. Eres totalmente ajeno a lo que sucede a tu alrededor y eres el único responsable. ¿Cómo osas pedirme una solución si ya ni siquiera nos podemos comunicar? Clama a Dios, sólo Él puede abrir los ojos al ciego, los oídos al sordo, devolverte tu tacto, tu gusto y tu olfato.
Porque el tema es la "Conciencia laxa". Nuestra conciencia se va estirando como un chicle hasta ser totalmente inútil. No seas necio y vivas con el síndrome de Diógenes.
Ref:
http://es.catholic.net/educadorescatolicos/751/2408/articulo.php?id=23966 (conciencia)
http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_Di%C3%B3genes (síndrome)