oh, ¿quién soportara?

lunes, julio 23, 2007

Ya Nietzsche mencionaba que no hay gran filósofo en la historia el cual estuviese comprometido con una mujer de por vida (excepto Sócrates...).
No son pocos los grandes líderes militares y políticos que dieron al traste con su carrera debido a la influencia de una mujer.
Figuras tan importantes en la sociedad, voluntades de hierro respecto al resto de seres humanos, y de mantequilla respecto a sus amadas.
Tercos, estúpidos, crédulos, confiados... pensamos años después...
Pero ¿qué cuando ella posa su dulce, bella, penetrante, incisiva y cautivadora mirada en tus ojos?
¿Qué cuando su pupila dilatada sobre fondo gris, verde, negro, azul, marrón, miel... hace que se seque tu garganta, suden las manos, el corazón se acelere y olvides toda noción de gramática?
¿Es el hombre capaz de soportar tan punzante presión? Gracia divina es el único antídoto de tal "mal". Son sirenas que con su "canto" nos atraen a una irremediable desgracia. Digamos mejor "desgracia" porque a modo siamés lleva unida una "gracia" de valor incalculable en caso de ser fémina virtuosa.



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¿y si fuese posible vivir en el mundo de los sueños?

miércoles, julio 18, 2007

Esa es la pregunta que yace en el lecho de la trama formada por mis anhelos.
¡Qué gran realidad aquella que nos permite ser el amado de la más dulce y bella doncella! ¡Qué gran realidad aquella que nos permite ser el príncipe conquistador portador de la égida!
No fuese por mi el despertar y despedirme de ese mundo en el que ya no existen samaritanos pues no hay hombre afligido, herido o ultrajado en la cuneta de nuestro caminar.
El amor correspondido, el desapego por uno mismo, la ausencia de escasez y demás utopías utópicamente utópicas.
¡Oh ese mar cálido, suave y delicado que nos envuelve cual fluido de seda templado al fuego!
Mas como todo sueño tiene su despertar salvo el destino final, es inevitable reflexionar y asimilar que nuestra otra realidad clama a gritos por un trato responsable, pues es sustendadora de la perfecta realidad, y como tal, merece ser tratada como una princesa.
Hagamos reposar sobre sus hombros su manto de majestad y sobre su testa la resplandeciente corona que la proclama heredera de la historia.



posted by danifres at 20:33 | Artículo | 3 Comentarios