Me equivoco

martes, noviembre 20, 2007

Me equivoco mientras escribo estas palabras y me equivocaba cuando intentaba aconsejar a algún amigo en una nublada tarde. Me equivoqué cuando establecí mis prioridades y cuando creía que divulgaba verdades atemporales en las soleadas mañanas de verano. Paradójicamente cabe la posibilidad de que me equivoque cuando afirmo que me seguiré equivocando.
Y es que deambulamos por esta vida repartiendo folletos con nuestras opiniones. Opiniones del instante de la entrega. Opiniones agarradas al vuelo cuando caen de los árboles de hoja caduca al mudar su piel en el período otoñal. Opiniones no reflexionadas, analizadas y contrastadas... o sí. Y ahí llega el punto clave. Por mucho que nos obcequemos en pensar que nuestro punto de vista es el definitivo en tal o cual aspecto, hay un grave porcentaje de probabilidad para cambiarlo en un futuro.
La cuestión se hace mucho más evidente cuando planteamos dichas opiniones por escrito y tras un período de tiempo las releemos. Dicho período puede comprender años, meses e incluso semanas. ¿Qué leches escribí? ¿En qué pensaba? ¿Pero no me daba vergüenza? ¿Seré ignorante? ¿Y por qué no me dijeron nada? ¿Cómo podía estar tan ciego?... niñato/a, participante de un aprendizaje contínuo, eterno alumno de preescolar, veleta, marioneta de los vientos catabáticos o de los caprichosos dioses del Olimpo. El cuadro bien podría dibujarse con un gato pre-adolescente jugando con los entramados de hilos de lana de nuestra red neuronal, rompiéndolos mientras otros nuevos se crean para sustituir a los primeros. Así, la foto de nuestra estructura de pensamientos diferiría en sobremanera de un instante al siguiente.

Pero esta perspectiva puede llevar peligrosamente a una posición de relativismo en la cual defenderíamos nuestra actitud de pasivismo y ausencia de posición respecto a las cuestiones más importantes de la vida porque no tiene sentido lavarte las manos si te las vas a ensuciar más tarde.

La Gracia Divina y la experiencia probablemente, parece que reaccionan ante tal situación estabilizando la balsa en la tempestad con un pilar de 1,5 km bajo el mar mediterráneo y otros 3 km bajo el subsuelo. Llega un momento en la vida de un ser humano en el que ha de decidirse a tomar posición sobre las más grandes cuestiones a pesar de lo comentado hasta ahora. Uno no puede pasarse la vida diciendo que no sabe, que ya lo pensará, que es un tema demasiado complejo y entran demasiadas variables en juego. Como adultos estamos obligados a tomar una porción del campo de batalla y defenderla. Porque somos defensores de los grandes valores. Somos defensores de la libertad, de la justicia y de la verdad. Y nuestras espadas han de estar afiladas y nuestros caballos ensillados.

Me he equivocado, equivoco y equivocaré pero siempre perseguiré lo más acorde a las grandes virtudes.



Ref:
http://es.wikipedia.org/wiki/Viento_catab%C3%A1tico

posted by danifres at 11:47 | Artículo | 3 Comentarios

La paranoia de apreciar

lunes, noviembre 12, 2007

Te despiertas con prisa. Realmente no es así, es una consecuencia de los 23 minutos que has estado apagando una y otra vez la alarma del móvil. Tienes que llegar a tu destino a una determinada hora. Gente espera y el retraso no provoca sensaciones agradables. Así que decides invertir tus 13 minutos de ducha en otras tareas "indispensables". Total, te duchas luego, es una de las ventajas de la higiene diaria el no acumular excesivo sudor, polvo que nunca ha tenido vida, polvo que una vez la tuvo y demás enemigos del jabón.
Llegas a tiempo a tu cita, gracias a Dios, ya que las puertas de los trenes se van abriendo según pones tu pie en el andén adecuado. Tienes un día normal respecto a los actos realizados, pero especial por la gente con la que lo has pasado. Les quieres, son tu familia. El día avanza y llegas a casa. Ves a lo lejos a unos buenos amigos. Suizos, muy buena gente, divertidos y afables. Tras un saludo extraordinario ya que se evita usar el típico y vano "¿qué tal?" te comunican que en tu edificio no hay agua y no la habrá hasta la noche. Y mientras escribes estas palabras recibes el final de la historia. Piensas que no es tan importante, total, tampoco se usa el agua para tantas cosas y tres cuartos de día es aceptable.
Llegas al portal de casa y hay carteles anunciándolo. Entras en casa y el grifo de la cocina no te ofrece un mísero hilo del cristalino líquido. El grifo de la ducha resulta ser más avaro aún, y al descolgarlo una araña se lanza desde él al vacío cual amante de los deportes de riesgo. Su cuerda resulta ser más fina, pero de una calidad por encima de cualquier estándar internacional. Normas ISO a los atrópodos... psss.
Hmm, te pica la cabeza. Necesitas una ducha. ¿La necesitas? Empieza a hacerse indistinguible la paranoia de la realidad. Te conectas a internet y chateas con buenos amigos mientras revisas los heróicos actos de tu rey una y otra vez. Hmm, tienes que ir al servicio, tu vejiga parece quejarse. ¿lo necesitas? Hay cierta niebla para que seas capaz de distinguir. Así que vas al servicio... un día sin agua... el water... un water sin agua... Ah! es un receptáculo apenas higiénico sin el preciado bien. Has de ser precavido, no tiras de la cadena. Son aguas menores, puede que necesites el depósito que supones lleno, y digo supones porque no te atrevés a intentar averiguar la verdad por miedo a usarlo innecesariamente. No te olvides de escribir en un folio que no hay agua, para que tu compañero de piso, cuando llegue, no tire de la cadena sin percatarse.
Toca comer... hidratos de carbono que preparar sin agua... al menos no los de tu armario. Unos tomatitos... ah, que hay que lavarlos antes... Investigas en el frigorífico y ves restos de comida de otro día, al microondas y listo. Resulta que no era un problema tan difícil de solucionar. Acabas y los platos y cubiertos manchados de aceite... permanecerán en la pila. Bueno, son un par de platos... aunque será algo más difícil fregarlos mañana cuando estén los restos pegados. ¿Mañana? ¿Quién te garantiza tener agua mañana? Es hora de dejar de confiar tanto en las promesas ajenas...
Y duermes porque es uno de los mayores regalos de Dios.
Te despiertas y te sientes sucio. Quieres ducharte. Miras la tuberías con curiosidad pero resulta que su interior es territorio de saharauis. Probablemente sólo ellos o los pocos habitantes del Gobi podrían desarrollar su vida ahí dentro.
Tienes una botella de agua. Una única. Múltiples usos y destinos. Y tu obsesión se centra en el water. Puedes cocinar sin agua, puedes beber leche, pepsi, cerveza o cualquier otra cosa y te puedes duchar esta tarde en el gimnasio. Claro, si ellos tienen agua. Pero litro y medio no dan para emplearlos en renovar el agua del water. Segunda opción es el empleo en otra opción higiénica. Cuando has comido te has dado cuenta que las servilletas no son suficientes, que querías el líquido que una vez salió de entre las piedras para sentirte realmente limpio. Estando de acuerdo con tu compañero de piso has decidido su destino. Y el final de esta historia vuelve a cambiar. No te apetece ir al gimnasio pero vas a poder llenar alguna botella de agua y además te podrás duchar, el viaje merece la pena.

Llegas al gimnasio. Pasas la tarjeta. Entras en los vestuarios. Levantas la vista. El suelo de las duchas es verde. ¿Por qué lo ves tan claro? No hay mamparas para evitar las salpicaduras. Desvías tu vista hacia abajo e izquierda y ves una caja de herramientas. Miras un poco más a la izquierda y encuentras las mamparas apoyadas sobre la pared. Murphy. Sus simpáticas leyes. Su madre. Su padre. Su perro... Te vas. Qué decepción. ¿Vas a sudar extra y agregar más piedras a tu mochila? ¿Por qué no aparece por la puerta tu profesora de matemáticas 5º de EGB y te pellizca los mofletes? Puestos a joderte que te jodan de verdad.
Justo hoy te habías saltado la rutina de ducharte. Habrías ganado un día de "higiene".Un pájaro carpintero te dedica un redoble en tu hueso occipital. Pero tienes fuerza de voluntad, te quedas, entrenas, charlas con tu colega austriaco Ben sobre temas de la iglesia mientras el corre y tu haces mini descansos entre serie y serie en la máquina de dorsal. Comentáis la relevancia del agua. Que siempre pasa lo mismo con estas cosas. Que hasta que no te falta algo no le das la importancia que se merece. Él una vez estuvo durante dos semanas sin luz en casa porque la madre de la novia no pagó la factura de la luz. Los primeros días fueron duros pero luego mejoró la cosa, camping gas para preparar la comida y demás soluciones que le ayudaron a desarrollar su supervivencia.
Acabas y te encuentras en una situación incómoda cuando estás llenando dos botellas de agua en la fuente del gimnasio y una de las responsables pasa por tu lado. Piensas que tienes que hacer algún comentario. Justificarte. Siempre queremos justificarnos. Poca seguridad en nuestros actos. Lo haces, le hablas de Murphy y su familia y ella te comenta que la situación se ha arreglado una hora antes. Gracias a Dios. Yuhu. A pesar de ello, es bueno cubrirse las espaldas así que te llevas las botellas llenas.
Llegas a casa gritando a tu compañero de piso que te de una buena noticia. Está ocupado así que tu impaciencia te lleva a la cocina cual Héctor arrastrado por Aquiles. Pfff, malditas esperanzas. Sin ellas somos pasto de la autrodestrucción pero con ellas de la frustración. Sucio. Ahora puede que sea más verdad. ¿Qué tal las tuberías? Estás pensando en mandar un satélite, como la NASA a Marte, para averiguarlo.
Así que te vas de nuevo al ordenador, tienes que "revisar emails". Perder un poco el tiempo. Escuchas que tu compañero de piso ha decidido hacerse la cena. Va a tomar huevos fritos. Sigues a tu bola... ¿15 minutos haciendo huevos fritos? Porque el sonido es el del aceite burbujeando mientras frie. ¿lo es? Flash, la idea te ha cegado. En cuanto te recuperas, te levantas corriendo y miras el grifo. Se te había olvidado cerrarlo la última vez que lo revisaste y el agua con escasa presión cae sobre un plato rebosante de agua. ¡El infierno ha llegado a su final! Pero uno se entera durante su aprendizaje que es mejor nunca bajar la guardia así que llenas todo contenedor de agua a tu alcance.
Por fin ha vuelto. 10 horas sin agua pero "todo" llega a su final. Eres feliz. Ya te ves debajo de una catarata en un entorno paradisíaco donde las mariposas trazan corazones en el aire con su vuelo y el aroma de las flores que te rodean te embriaga hasta el éxtasis. Tu compañero de piso aprovecha para lavar los platos y tu para tomar tu tan anhelada ducha. La presión de nuestro apreciado bien es baja pero al menos consigue traérnoslo hasta casa. Gracias Dios por ello. Y te pones a escribir acerca de tu historia en un blog. Curiosa e interesante historia con muchos detalles y varias moralejas... Y el flujo se interrumpe de nuevo. Ni una gota cae. Pensabas que al final el bueno de la película se salvaba. Pero la vida tiene sus propios finales. En este caso, sólo los que se fijen y den cuenta de que hay más verdades que las evidentes podrán apreciar este final. Me pesa escribir una historia tan larga pero lo he disfrutado. Agradezco sinceramente si algun lector llega hasta la última línea.

posted by danifres at 21:05 | Artículo | 7 Comentarios

Fuera del hogar

lunes, noviembre 05, 2007

Me empiezo a dar cuenta últimamente que no es tan idílico eso de vivir fuera del país natal. Que todos los conceptos preasumidos como obligatorios, regulados hasta el punto de formar parte intrínseca de nuestra forma de entender la vida, a veces, no están ahí para agarrarnos y tirar fuerte de nosotros para sacarnos de la ciénaga en que estamos metidos. Que por mucho que el avance de la globalización, de vez en cuando, nos haga sentir en casa cuando vemos un McDonald's en Hong Kong, botes de galletas saladas Gullón en un supermercado de Estocolmo, tomates de Alicante y Murcia en EEUU, al presidente de Ghana vistiendo de traje y corbata como un ejecutivo más de la zona de Azca o a las japonesas vestidas al estilo punk de tu hermana pequeña, aún así no te vas a expresar de la misma forma que en tu idioma nativo. Tu colega no te va a entender completamente cuando hables de ciertos temas porque el contexto en el que has crecido no es exactamente el mismo y le faltará ese capítulo de Barrio Sesamo. Vas a echar de menos cómo la temperatura y la luz permiten que la gente socialice hasta horas tardías del día en la calle, mientras los perros corren unos detrás de otros, las bandadas de pájaros crean formas geométricas bajo el territorio de las esponjosas nubes y los niños juguetean con el agua de las fuentes mientras las madres les vigilan atentas y risueñas.

En economía se considera la unidad familiar la más básica, en términos de consumo, por ser la institución indivisible más pequeña. Aparte de la justificación en materia de decisión y demás objetivos económicos, huelga decir que es nuestro punto de apoyo más fuerte después de Dios.
Somos poco o nada sin ella. Ya sea la familia hacia arriba o hacia abajo en el árbol genealógico, va a ser la que soporte nuestras lágrimas de frustración y las de felicidad, nuestros enfados, nuestras sonrisas, carcajadas... Son también los que irán a por paracetamol, ibuprofeno, y vendas a la farmacia cuando no puedas ni levantarte de la cama ya que el dolor te ata a ella como cadenas a una cama de torturas. Les contarás lo acontecido durante tu largo y cansado día, mientras ellos te escuchan atentos con una sonrisa en la cara, aún a pesar de que tu historia no se diferencia más que en un par de ínfimos detalles de la de ayer. Apoyarás tu mejilla sobre sus rodillas y llorarás desconsolado porque el mundo no te entiende...

Y teóricamente eres uno más pero realmente estás en desventaja social. No eres uno de ellos. Ellos lo sienten y tu también. Da igual lo bien que te lleves con ellos, los buenos ratos que paséis, lo feliz que te sientas en momentos puntuales, el subidón de moral que te produce ser de vez en cuando el centro de atención, lo precioso que te parezca el atardecer y lo sublime que te parezca el telón celeste cuando la luna refleja una luz ténue, suave y pálida sobre la hierba que pisas y las plantas que te rodean, y las estrellas, tan lejanas y majestuosas en brillo y tamaño (cuando tu mente alcanza a atisbar un ápice de proceso racional), conforman ese "carro" y demás diversas formas que te hacen recordar que esa gente que tienes en tu corazón puede ver lo mismo en ese instante. Todo da igual. Pero todo es relevante.


Demasiadas veces uno tiene que experimentar en su propia piel lo que otros gritan desde lo alto de un collado antes de encontrarle sentido alguno. Mi lección de hoy es probablemente de las más pisadas de la historia.
Home Sweet Home.

posted by danifres at 20:23 | Artículo | 5 Comentarios