Esa luz... intensidad cegadora. Sol que deslumbra mi caminar. ¿Te escondes? No, soy yo que me oculto entre tu enemiga la sombra. Te necesito para poder percibir. Eres condición sine qua non de mi desarrollo vital.
Me pregunto cuál será el motivo que me lleva a ignorarte, olvidarte, despreciarte y sustituirte por una luz menor, producto de la mano del hombre. ¿Quizás es el miedo a quemarme si juntamos las mejillas? Muy a mi pesar he de descartar la excusa fácil. Es mi deber admitir que a pesar de tu sobrecogedora belleza y de tu delicado calor, el sentimiento provocado de dependencia hacia ti me lleva a rechazarte como si fueses la más infame de las chispas madre de la desolación.

Perdón.

Antes de comenzar la divagación de hoy, será necesaria una breve introducción teórica al maravilloso mundo de los sueños.
Gran cantidad de nuestras historias oníricas están basadas en conocimientos, sentimientos, situaciones u objetos de la vida diaria y más concretamente de los pertenecientes a los días precedentes más cercanos. Como ejemplo rápido hablaré de un día en el cual mi hermana me estuvo enseñando sus fotos del viaje que hizo a Nepal y esa misma noche soñé que andaba por las calles de ese mismo país, mientras observaba las casas colindantes y comenzaba a reflexionar que algo no cuadraba. Empecé una discusión con los personajes del sueño argumentando que era imposible que fuese realidad, y que el día anterior había visto esas mismas casas en las fotos de mi hermana, por lo tanto tenía que estar dentro de un sueño, mientras ellos se entregaban a la argumentación contraria.

Vista la introducción procederé a sumergiros en el océano de hoy.
El sabado pasado iba en la línea 6 del metro de Madrid y justo al parar en la estación de "Pacífico" entraron 4 tios enormes. 2 árabes por un lado y 1 y 1 de Europa del este por otro lado. Todos con pintas de "puertas" de discoteca, 2 metros de altura, rapados y espaldas como para tirar de un carro.
Y ahí comienza todo.
¿Por qué de repente aparecen tantos tios enormes? ¿pero... si ni siquiera van juntos? ¿vivirán juntos todos los "puertas" de Madrid? ¿ y en "Pacífico"? suena extremadamente paradójico. Los engranajes de la cabeza siguen funcionando, dando vueltas sin parar, chirrían porque no hay suficiente lubricante, se desvían y cambian de línea de pensamiento. Chirrían de nuevo y vuelven. "Pacífico"..., rapados, muy fuertes... ya está, "The Pacifier"(en español "Un canguro super duro") de Vin Diesel, el protagonista, un tío calvo super fuerte y con un nexo común, la estación de metro-título. Algo me recuerda a Nepal. La asociación es "evidente". ¿estaré soñando?. Tendría toda la lógica del mundo, precisamente porque la asociación está fuera de una lógica normal. ¿Cómo sé que no estoy soñando? ¿Cuándo voy a saber cómo diferenciarlo? Si no estoy soñando, llegaré a la conclusión de que todo era una tontería, el problema es que si estoy soñando, llegaré a la misma conclusión y por lo tanto me absorberá el torbellino de la confusión.

Es esa mirada sencilla, profunda y confiada. Es su sonrisa tierna y genuina. Es cómo nos hacen sentir cuando estamos con ellos. Esas pequeñas personitas son lo más grande de este mundo. Quizás algún ingenuo iluso afirme que lo más bello es una puesta de sol, el mar en un amanecer, el intenso verde bosque o el verde suave de las praderas. Otro dirá que la mayor belleza se encuentra en el romper del agua en la caida de la catarata o en el florecer de la más selecta orquídea.
Es mi deber hacerles conscientes de su errada opinión. El extremo de la belleza es posesión única y exclusiva de los niños pequeños. Son sus Dueños y Señores aun sin ser totalmente conscientes de ello.
Desbordan pureza espiritual, y ante eso, ningún ser de este mundo se puede resistir.